Falta de motivación y vitalidad
El equilibrio en las emociones
La palabra ánimo se refiere al estado de energía de una persona. Cuando tenemos ánimo, sentimos la energía necesaria para completar una acción.
Animo comparte la raíz etimológica con alma, que viene de respirar; lo que adquiere un sentido si pensamos que esa energía viene del alma. Lo que nos evoca esa famosa pintura de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina en la que se representa a Dios insuflando al hombre el espíritu de vida. Lo llamamos humor cuando pensamos que esa energía depende del adecuado equilibrio de los componentes del cuerpo.
Cuando estamos bien y equilibrados, decimos que estamos animados y nos sentimos de «buen humor». Los cambios de ánimo y humor son naturales en los seres humanos, incluso a lo largo de un mismo día.
Sin embargo, cuando tenemos un ánimo bajo de forma persistente o cambios de humor frecuentes y marcados, que condicionan nuestro día a día y nos limitan, entonces hablamos de trastornos del ánimo y/o inestabilidad anímica.
La tristeza, es una de las emociones básicas del ser humano. Forma parte de nuestro repertorio adaptativo que, ya siendo bebés, nos permite comunicar nuestros estados internos para provocar una respuesta que lleve a cambiar la situación que nos ha generado esa emoción. Eso quiere decir que, salvo excepciones como el autismo, los seres humanos estamos capacitados para “leer” intuitivamente las emociones de los demás.
Casi todos sabemos cuándo nosotros u otras personas están tristes. La tristeza, como las demás emociones, desaparecen a su debido tiempo cuando las escuchamos debidamente y cumplen sus funciones comunicativas. Sin embargo, cuando las desestimamos o permanecen las causas que las generan, pueden persistir en el tiempo o ser de una intensidad tal que producen sufrimiento. Hablamos entonces de tristeza patológica.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un estado, generalmente persistente en el que la tristeza (patológica), se acompaña de otros síntomas tales como la pérdida de vitalidad, de la capacidad para disfrutar de las cosas que normalmente disfrutábamos, un enlentecimiento mental y físico, apatía, además de algunos síntomas psíquicos (pensamientos pesimistas, negros, de culpa, vergüenza, incapacidad, etcétera), e incluso físicos (por ejemplo, estreñimiento, alteraciones del sueño, pérdida de apetito). En los casos graves, puede llevar a la persona a desear quitarse la vida.
Cuando estamos deprimidos todo se nos hace un mundo, percibimos todo a través de un filtro negro y distorsionado, nos resulta inimaginable que las cosas puedan mejorar en algún momento.
¿Qué causa la depresión?
Las depresiones, como otros trastornos mentales, son de naturaleza multicausal. En algunos casos, puede tener cierto componente genético. Por eso, cuando consultes, el profesional te preguntar si en tu familia hay antecedentes de personas que pudieran haber padecido de depresión. Esto no significa que hay un “gen de la depresión”, sino más bien, que existe una predisposición familiar que puede ser heredada a través de la información de nuestros genes o también, a través de los aprendizajes y experiencias que se nos transmiten en nuestras interacciones familiares.
Situaciones de tensión
Se puede llegar a una depresión cuando estamos sometidos a situaciones de tensión y/o sobrecarga sostenidas en el tiempo. Por eso, es importante intervenir pronto cuando detectamos que estamos sometidos a estrés o estilos de vida que no son saludables. Una pérdida importante, una decepción amorosa u otros acontecimientos vitales estresantes, pueden terminar derivando en un cuadro depresivo.
Traumas del pasado
Algunas personas, han vivido situaciones desfavorables, traumas y carencias en su infancia que se manifiestan antes o después con síntomas de depresión y de ansiedad. También las personas que han víctimas de un trauma importante testigos de los mismos, (accidentes, catástrofes naturales, etcétera) pueden luego presentar cuadros de depresión y ansiedad que, de no ser tratados, se pueden hacer crónicos.
Medicamentos, drogas y otras toxinas
Algunos trastornos médicos pueden cursar con síntomas depresivos. Por eso, es muy importante descartar dichas condiciones, como parte del abordaje de las mismos. También algunas sustancias tóxicas (alcohol, marihuana, cocaína y otras) y medicamentos pueden producir depresión. Consultar con un médico es un primer paso importante. El o ella, te orientarán y recomendarán qué hacer una vez se hayan descartado estas condiciones. Habitualmente, te recomendará acudir a los profesionales especializados que son los psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas.
Trastornos mentales
La depresión también se puede dar en otros trastornos mentales y neurológicos (trastorno bipolar, demencia, enfermedad de Parkinson, trastorno delirante crónico y asociado a trastornos de ansiedad o dependencias, por ejemplo) Una de las combinaciones más conocidas es la que se da en el trastorno bipolar que cursa con episodios de depresión que se alternan con otros de euforia y estados de excitación extrema que, junto a otros síntomas, llamamos episodios de hipomanía y manía.
¿Cómo reconocer si estoy deprimido? ¿Cuándo debería consultar?
Como la tristeza es una emoción normal, no es necesario alarmarse ni consultar cada vez que algo nos pone tristes, incluso cuando ese estado se prolongue varios días.
Como otros trastornos, existe un continuum amplio que va desde la tristeza patológica a las depresiones graves que pueden acompañarse de ideas delirantes e incluso llevar a alguien al suicidio.
Los médicos, sobre todos los especialistas en psiquiatría, y los psicoterapeutas, están entrenados para diferenciar entre alteraciones del ánimo normales y aquellas para las que deberías consultar. A veces, obtener un diagnóstico confirmado por un profesional, ayuda en sí mismo porque visibiliza un problema que a veces pasa desapercibido para nosotros mismos y para nuestros familiares. Esto es particularmente cierto en aquellos casos en los que nuestro ánimo va decayendo poco a poco y casi ni nos damos cuenta que nos vamos transformando hasta creernos que somos así, atribuyendo lo que nos pasa a problemas de voluntad, mal humor, o a una personalidad pesimista.
Consultar con un profesional, el asesoramiento psicológico y la psicoterapia de la depresión ayuda.