La agresividad, una emoción natural
Todas las emociones son naturales y tienen una función de adaptación. Son una especie de “chivatos” que nos informan que algún evento interno o externo ha desajustado nuestro natural y armónico equilibrio. La agresividad es una parte de las emociones naturales.
Aprender a escucharlas convenientemente y actuar de forma constructiva, respondiendo reflexivamente y no reaccionando de forma impulsiva o automática, es un logro que alcanzamos las personas a medida que vamos madurando y nos convertimos en seres logrados y complejos.
En ocasiones, las emociones toman el control y nos dominan. Suele ser una señal de desequilibrio, de que algo va mal en nosotros.
Reacciones habituales delante de la agresividad
Algunas personas consultan cuando se sienten continuamente enfadados, irritables, con agresividad, impacientes con los demás, cuando “pierden los nervios” y/o tienen frecuentes ataques de ira o agresividad. Otras, por el contrario, han aprendido a reprimir esos afectos y no se permiten sentir sus enfados ni expresarlos, llegando incluso a temerlos, tornándolos en contra de ellos mismos. A menudo, esto está en la base de algunos trastornos somáticos con base emocional, esto es, algunas enfermedades psicosomáticas.
En otras ocasiones, algunas personas pueden sentir miedo ante las expresiones de enfado y la agresividad de otros, o las desprecian. La rabia que no se expresa y canaliza convenientemente puede resultar en explosiones de ira, estallidos de violencia, depresión, autolesiones, enfados desproporcionados (habitualmente con las personas que menos se los merecen), baja autoestima.
Ejercicio de reflexión interior
La rabia, la ira, son emociones como otras cualquiera y conviene que entendamos su función y aprendamos a dominarlas. Habitualmente se disparan cuando las fronteras de nuestra persona se han vulnerado por otros o por nosotros mismos y nos sentimos amenazados. Por ello, es importante escucharlas al informarnos de aquello que no podemos y no estamos dispuestos a tolerar.
Es importante también que aprendamos a hacernos cargo de nuestra rabia, de nuestros enfados y de la ira (una parte de a lo que los psicólogos junguianos llaman la sombra). Hacernos responsables, dominarlas y no actuarlas, salvo cuando las circunstancias lo requieren. En su lugar, podemos ser asertivos, esto es, conseguir nuestros objetivos, proteger nuestras fronteras personales (afirmar aquello que podemos y estamos dispuestos a tolerar y qué no), sin ser agresivos ni hostiles con los demás.
A veces son otras las emociones que sentimos descontroladas. Por ejemplo, hay personas que, sometidas a tensión, sólo pueden llorar. Esto les mortifica porque, en lugar de hacer valer su posición y afrontar las situaciones, se rompen y actúan de una forma que les avergüenza.
Hay quien siente que vive en una montaña rusa, víctima de los vaivenes de sus emociones. En general, son personas reactivas que no consiguen pararse, sentir y después decidir cuál es el curso de acción más conveniente.
Cómo te ayudamos desde InterAcción
Las terapias y asesoramiento psicológico, te ayudarán a explorar tu mundo afectivo-emocional, a comprender tus reacciones, a indagar en las causas que las motivan y aprender formas de dominarlas. Te ayudarán a mantener tu poder personal sin ser agresivo ni resultar impositivo ni dominante. Te ayudarán a no temer a tus emociones sino a considerarlas tus aliadas, la expresión de ese maestro interior que todos tenemos y que, si aprendemos a escucharlo, nos puede guiar en la vida y orientar nuestras decisiones.
Da el primer paso y decídete a consultar con alguno de los terapeutas de InterAcción-psicoterapia, grupos y desarrollo personal.